Un estudiante de la escuela normal rural de Ayotzinapa murió y otro resultó herido durante un enfrentamiento con la Policía del estado de Guerrero, tras un control de tráfico.
El presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que el joven, estudiante de la conocida escuela de magisterio, murió tras recibir un disparo a manos de los agentes de la policía en la ciudad de Chilpancingo.
«Son dos jóvenes que van en un carro, la Policía de Guerrero sostiene que era un carro robado (…), y cerca de un hotel los detienen. Dicen los policías que los muchachos disparan y ellos responden. Lamentablemente pierde la vida un joven, otro herido al parecer no está grave, afortunadamente», relató el primer mandatario durante su conferencia mañanera desde Morelia.
López Obrado lamentó lo sucedido y prometió que se seguirá investigando.
La Policía estatal dijo a su vez que los agentes abrieron fuego en respuesta a los disparos de los normalistas, que viajaban presuntamente en un vehículo vinculado a una denuncia por robo.
El incidente se produjó días después de que un centenar de alumnos de la Escuela Normal de Maestros de Ayotzinapa derribara una de las puertas del Palacio Nacional durante la rueda de prensa matutina del presidente para exigir una audiencia informativa en relación con la investigación de los 43 estudiantes de magisterio que desaparecieron en 2014 en el estado de Iguala.
Decenas de normalistas lograron así irrumpir brevemente en la sede del poder ejecutivo de México durante una protesta antes de ser expulsados por las fuerzas de seguridad, que han hecho uso de gases lacrimógenos.
Posteriormente, el Gobierno de México se puso en contacto con los familiares de los estudiantes y les hizo llegar que «en las próximas semanas» podrán reunirse con el presidente López Obrador.
Los 43 estudiantes de la escuela rural para formación de maestros de Ayotzinapa desaparecieron el 26 de septiembre de 2014 tras ser perseguidos a tiros y detenidos por policías, que los entregaron al grupo Guerrero Unidos por causas no esclarecidas. Durante años, el gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto defendió que fueron asesinados por esta banda criminal al ser confundidos con otra rival.