EL TREN TURÍSTICO PUEBLA–CHOLULA, ES UN DISPENDIO

Ayer iniciaron los trabajos para retirar los vagones del Tren Turístico Puebla–Cholula, de la sede que se encuentra en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, a fin de que sean valuados por el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin), para ser enajenados por la Secretaría de Marina.

Cabe recordar que Rafael Moreno Valle inauguró el Tren Turístico Puebla–Cholula una semana antes de concluir su sexenio, el 23 de enero de 2017; durante el acto se presentó ese sistema de transporte urbano como el más importante que se hubiera detonado en el estado, porque uniría a cuatro municipios de Puebla con una línea férrea de 17 kilómetros que requirió una inversión de mil 113 millones de pesos, muy por encima de los 300 millones de pesos que se había estimado en 2013 para su ejecución.

En la comparecencia del titular de Carreteras de Cuota Puebla, el 30 de junio de 2023, ante las Comisiones Unidas de Hacienda y Patrimonio Municipal, y de Transportes y Movilidad del Congreso del estado, informó que durante los cinco años en los que operó el Tren Turístico, el costo promedio anual de operación fue de 68.85 millones de pesos con un ingreso promedio de 986 mil pesos; un número promedio anual de usuarios de 106 mil 651 personas. Subsidiando el gobierno estatal 98.6 por ciento el costo de operación de este medio de transporte, ya que cada viaje representaba una erogación de 28 mil 600 pesos. El cierre en 2022 fue motivado por las pérdidas reportadas, que ascendieron a mil 791 millones de pesos en 2022 y su reactivación exigiría un desembolso de 5 mil 500 millones en modificaciones que lo harían útil para la población.

Más allá de lo que se pueda recuperar por la venta de los vagones y sus refacciones, las pérdidas son cuantiosas y lo obvio que se puede apreciar es el dispendio de los recursos públicos, a costa del conjunto de la sociedad que finalmente absorbe el endeudamiento con que se financian los proyectos o las pérdidas que se reportan. Con tantas necesidades apremiantes que existen, algunos gobiernos derrochan los recursos del erario y nunca son llamados a cuenta para que asuman los costos.