La decisión podría traer menos beneficios o una posible huelga que afectaría la economía de los empleados y sus familias
El pasado 30 de agosto de 2024, se llevó a cabo una votación entre los trabajadores de Volkswagen para decidir si aceptaban el preacuerdo logrado entre el sindicato, la comisión revisora y la empresa. A pesar de los avances obtenidos en la negociación, los empleados decidieron rechazar el acuerdo, lo que generó incertidumbre sobre el futuro de las condiciones laborales en la planta de Puebla.
El preacuerdo incluía beneficios significativos, como mantener a la armadora entre las mejor pagadas del estado y mejorar el tiempo de evaluación para subir de nivel dentro de la empresa. Este cambio habría reducido de 12 a 9 meses el periodo de evaluación para avanzar de nivel, lo que permitiría a los empleados llegar al máximo rango. Sin embargo, la decisión de rechazar estos términos ha dejado dudas sobre el próximo paso en la negociación.
La incertidumbre ahora pesa sobre los trabajadores, quienes podrían enfrentarse a una negociación menos favorable en un nuevo acuerdo. Las condiciones que se obtendrían en una futura propuesta son inciertas, y los beneficios previamente negociados podrían no ser replicados en la próxima ronda de conversaciones que se llevará a cabo en estos días, donde los trabajadores afirman que, si la empresa acede a un rompimiento de grupos de la K al L y del M al N, lo más seguro es que aceptarían en su mayoría.
Peor aún, si se llega a un acuerdo y el mismo no es aceptado, existe la posibilidad de una huelga, lo que impactaría negativamente la economía de los empleados y la estabilidad de sus familias. La situación actual deja a los trabajadores en una posición delicada, ante la cual deberán decidir si buscan mantener los beneficios del primer acuerdo y buscar adicionales, o en su caso no llegar a ningún acuerdo e ir directamente a la huelga.